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A lo largo de nuestra vida hacemos miles de negocios jurídicos, muchísimas veces de manera automática y casi sin darnos cuenta. Contraemos matrimonio, tenemos hijos, nos separamos, enviudamos, nos compramos un coche, adquirimos una vivienda, la alquilamos como propietarios o como inquilinos, emprendemos un negocio, solicitamos ayudas o becas, reformamos una casa o la hacemos más eficientemente energética. Pero también ocurre cuando somos contratados en una empresa o somos despedidos, o renunciamos a nuestro puesto de trabajo, cuando heredamos o renunciamos a una herencia, y así en un sinfín de gestiones.

No hay un paso que demos en nuestras vidas en la que no sea necesario contar con un Gestor Administrativo; si contamos con un buen asesoramiento previo antes de dar alguno de estos pasos, sin duda nos reportará grandes beneficios o, cuando menos, nos evitará enormes y desagradables problemas y sinsabores.

El asesoramiento de un Gestor Administrativo puede marcar la diferencia, sobre todo cuando abordamos situaciones personales o profesionales que requieren consejo en ámbitos como fiscal, mercantil, laboral o penal.

El ciudadano, en la actualidad, está cada vez más concienciado sobre lo importante que es asesorarse previamente a la realización de actos o negocios jurídicos que puedan afectarle directamente. Pero ha habido, como en todo, un proceso de aprendizaje. Haber sufrido graves problemas o no haber podido disfrutar de ciertos beneficios legales que estaban en su mano ha hecho que muchos de nuestros clientes hayan abierto los ojos ante la necesidad de estar asesorados previamente. Porque en muchas ocasiones contactar con un Gestor Administrativo al que contarle lo que te sucede y buscar su asesoramiento profesional puede iluminarte el camino.

Afortunadamente, esto esta cambiando y cada vez se está arraigando más la “cultura del asesoramiento previo” por parte del ciudadano. A lo largo de más de 25 años de profesión puedo contar un sinfín de anécdotas en la relación gestor-cliente. Algunos de mis clientes me suelen recordar todavía hoy en tono de broma que “se han casado por mi culpa”, y no deja de tener algo de cierto la afirmación, pero es que en realidad les beneficiaba mucho fiscalmente debido a sus condiciones personales. Por suerte, ninguno de ellos se ha separado hasta el momento.

Bromas aparte, defendemos una profesión que siempre ha estado al lado del pequeño empresario o profesional y del ciudadano de a pie. Los hemos acompañado a lo largo de toda su vida, especialmente en los momentos complicados, como los que todos pasamos con los efectos de una pandemia devastadora o cuando su negocio pasó por su peor momento y ahora, cada vez más, somos fundamentales en la realización de un sinfín de trámites que afrontamos a diario para dar respuesta a una era de salto digital y de trámites complicados, facilitándoles el camino o como alternativa a una Administración basada en largas esperas para el ciudadano o administrado.

Debo reconocer que es precisamente ese asesoramiento previo con el que acompañamos en cada paso o gestión a nuestros clientes lo que probablemente me dé más satisfacción personal y profesional como Gestor Administrativo. Y estoy segura de que a muchos compañeros les sucederá lo mismo. Ver la expresión de tranquilidad y confianza reflejada en el semblante de nuestro cliente es, sin lugar a dudas, algo que no tiene precio y va más allá de lo cuantificable en dinero.

Estefanía Hernández Pérez es Presidenta del Colegio de Gestores Administrativos de Santa Cruz de Tenerife.

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